lunes, 6 de octubre de 2014

Yo

Simplemente no estás.
Yo tengo al corazón molestando vecinos que golpean los tabiques que me protegen de ellos, y desgastan las suelas del zapato, el bastón o la fregona contra mi suelo y su lámpara, contra mi techo y su orinal.
Y tú no estás.
Decides irte cuando el mundo gira como siempre, cuando tras el ámbar viene el rojo, cuando el frutero limpia cristales en la piel del melocotón.
Nada distinto nos separa, nada corriente se aburre de nosotros. Simplemente continuamos siendo la rutina que se nos presupone, y tú decides desaparecer.
Yo estaba cómodo en este limbo del no lo digas, con nuestros recibos de la luz y nuestros dos polvos rapiditos por semana. Yo me había habituado al sabor de tus comidas y a que me dieras el yogur destapado y con la cucharilla enterrada a media asta, como un hijo predilecto fallecido.
Decides irte sin decirme donde está la llave del buzón, con el bote de Fairy en las últimas, con la regleta gastando en el stand by.
Y yo no entiendo de motivos, yo no quiero pensar en hastíos porque de esa planta ya tengo yo macetas llenas.
Y tú no estás, y en estos tres minutos, yo he escrito la palabra yo ocho veces, como los ocho años que has tardado en dejarme.


Photo CC0 by analogicus

2 comentarios:

  1. "Y tu no estás, y en estos tres minutos, yo he escrito la palabra yo ocho veces, como los ocho años que has tardado en dejarme..."
    Es un buen comienzo darse cuenta de cual fue el error...
    Triste pero muy bonito texto.
    Un saludo!

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