Mi mundo se queda mudo.
Ya no hablo, ni escribo, ni siento ni sentido, ya ni bajo a por el pan.
Mi mundo se queda sordo.
Ahórrate el sermón de lo mucho que se pierde sin mí. No puedo oírte.
Ya no sigo al compás de
la deriva, yo me bajo aquí. Chófer, la puerta. Aquí donde la marquesina cagada
de pájaros hambrientos, aquí donde los ojos no pasan del cinturón, aquí donde
me criaron los soñadores estampados de realidad, crueldad de la sopa de sobre
para veinte. Aquí. Abra ya.
Ya no sigo. Ya si puedo,
pero no quiero. Todo lo que está por venir viene sin asombro, todo lo que de mi
espero está aquí, en el origen de mi desacuerdo conmigo.
Terminas siempre
volviendo a la raíz. Lo difícil es aceptar en qué estado lo acabas haciendo.
Mi mundo no me habla.
Tendrá que ver el que hace tiempo dejé de oírle.
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