Soy tu
amigo invisible. Soy tu amigo invisible y te abrazo cuando quieras y me dejes,
que yo querer, quiero siempre.
Estoy
contigo cuando duermes y cuando despiertas, cuando los días son ligeros o
inacabables.
Cuando
rasca la marcha atrás aparcando pongo caras cómicas y, cuando se rompe la bolsa
del súper en el rellano frente al ascensor, suspiro contigo y me arrodillo a tu
lado a pescar latas y pimientos.
Soy tu
amigo invisible y te acompaño al dentista, al banco y a pasear por la orilla
del río. Soy tu amigo invisible y me convierto en un niño con mocos y con tiritas
en las rodillas para ser amigo también de tu hijo, y me convierto en un viejo
con bufanda y sabiduría para serlo también de tus miedos.
Te abrazo
con abrazo de padre, de hermano, de amigo o de amante, pero te abrazo siempre,
porque soy tu confidente amigo invisible. Invisible porque solo tú me ves.
Junto a ti
cuando sonríes ante una ocurrencia, cuando despliegas esa fina ironía tuya y
ese exquisito desapego por lo común.
Junto a ti
cuando lloramos en los ojos de un niño atónito ante una alambrada, abrazado a
un peluche flaco de dejar rellenos en el desierto, o por un ahogado extraño en
la playa del todo incluido, afeando el aperitivo de los que creen tener suerte.
Cuando te hiela la sangre lo injusto, cuando compartes, cuando cierras tras de
ti la puerta de tu celda.
Sé que
tienes frío, pero, como soy tu amigo invisible, y todo lo puedo, encenderé en
mitad del páramo que compartimos una enorme hoguera con la leña de todas las
veces que hemos estado a punto de abandonar, de sucumbir a los latidos sin
compás que nos rodean y, sentados junto a ella, te abrazaré como se abrazan las
certezas.
Cuando solo
queden rescoldos te acompañaré de vuelta a tu celda, pondré papel en la
máquina, y te dejaré escribiendo una carta para mí.
Soy tu
amigo invisible, y te abrazo sin carne, que es como se abraza lo que los demás
no pueden entender.
Photo CC0 by robinsonk26
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