Hoy he
despertado imaginando que lo hacía a tu lado, en esta cama estrecha que a ti te
hubiera encantado: 'la mejor cama para dos es la que venden para uno', decías.
He imaginado
tu cuerpo desnudo, con veinte años más, abandonar mi costado camino de la
cocina, por ver si queda café. Continuaba siendo el esplendoroso arrebato de
carne amable desde el cuello a los talones al que me tenías acostumbrado.
Me pregunto
qué pensarías de mi sobrepeso, de mis muslos blancos de bermuda playera para
cincuentones, de los pelillos que me han crecido en las orejas y la nariz, de
mis manos descuidadas, de que me llamen caballero las dependientas del
supermercado.
Me pregunto
cómo seríamos si la vida no te hubiera apartado de mí, a que modas hubiéramos
sucumbido, si viviríamos juntos al fin, o si continuaríamos perdiendo la
respiración con cada beso, con cada encuentro.
No sé si
seguiríamos tomando el sol desnudos, amándonos en el coche la noche de san
Juan, escandalizando a los que esperan tras la puerta al salir juntos del
lavabo, besándonos solos en mitad de la arena de una plaza, abarrotada de
gente, concierto y agosto.
He
despertado como si aún pudiera soñar. Te he visto como si realmente estuvieras
aquí, he sentido tu calor sobre mi pecho, y a mis dedos probándose todos los
anillos de tu pelo. He recordado que los cines ya habían cerrado, y que lo
último que pasó por mis ojos fueron los faros de aquel camión.
Lo último
que pasó por mi cabeza fue el atasco que iba a provocar en la autopista el
intento de los bomberos por sacarme de entre los cuatro ejes de aquella mole. Y
que iba a llegar tarde a recogerte.
Lo último
que pasó por mi boca, antes de deshacerme en carne, hierro y verso sin ripio,
fue un ay, mas de conciencia de perderte, de no volver a amanecer a tu lado,
que de dolor por mi propia muerte.
desgarrador... tan emotivo que duele.
ResponderEliminarEnorabuena!
Un saludo.
Muchísimas gracias por su constante amabilidad. Saludos.
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