En este
día, absurdo por gris y frío en julio, se une al agotamiento del alma el
tremendo cansancio del cuerpo, y me esfuerzo por asimilar ese profundo candor
al que me lleva el vino y escribir esto antes de poner en horizontal mi cama,
de natural enhiesto en la contraposición a la noche. Decir en letras juntas lo
que ahora siento, antes de preparar despertador, manta, agua y pañuelo. He
vuelto a espiarte, y cada vez es mayor el cansancio. No te quiero. Yo no sé
hacer eso. Es simplemente que me acomodo en el extrañarte y que, probablemente,
eso sea lo mas cerca que voy a estar de tu concepto de amor. Me gusta
imaginarte, amparado en la certeza de no conocerte, y en la inexorable realidad
de que eso jamás cambiará.
Estoy muy
cansado, y eso es lo que importa. Absurdo, por gris y frío.
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