Entonces, ¿a que este clausurar de puertas
y ventanas; para que aventar ajuares o dilapidar recuerdos? Ya la ausencia de
tu carne es mi heredad.
Las abejas de la renuncia saben bien como
contentar a su reina. Insistamos pues.
Año tras año las colmenas del cobertizo,
los pilares del sótano y la claridad de mi entendimiento menguan. Todo nos
lleva a ti.
Pronto nos entregaremos al arrebato del
viento y los recuerdos con los que abofetea. El rocío dará de beber a nuestra
alondra.
Photo CC0 by Waylin
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