Lo que daría porque entraras de nuevo en mi corriendo, abriendo ventanas y cajones, dejando las luces encendidas y a las lámparas exhaustas de risa.
Que no daría por sentir de nuevo aquella urgencia, aquel desbocado anhelo por el reencuentro. Ofrecerte dócil las riendas, como ayer. Como siempre.
Que ganas de volver a tener necesidad de ti. Que añoranza de los preparativos. Magua del ensayo de besos, añoranza en el barrunto de pieles erizadas. Melancolía del día nuevo.
¿A que no volviera el tiempo en que te amé? ¿Que fue de aquella emoción sin medida, de las horas en quebranto, del aire en el encuentro con tu boca?
Lo que daría por volver a aquella tarde en que dije adiós y quemar mis palabras en tu pecho, muriendo dulce en el privilegio de tu piel.
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